UN DIA MATEMATICO RECREATIVO

El reloj suma las 5:30 a.m, sé que es el día de la matemática recreativa pero decidí recrearme cinco minutos más en la calidez de mi cama.  La noche anterior tras un pensamiento sistemático preparé la batería y el lente de la cámara dejando todo dispuesto para la tarea que el amigo Juber Gordillo me confió con semanas de anticipación y no es para menos pues el área no reparó en detalles durante la producción para que la ejecución de la jornada fuese impecable.

La jornada inicia con unas instalaciones rodeadas de figuras y lenguaje matemático.  Colores, formas y tamaños adornaban los pasillos, haciendo juego con una formación disciplinada de los estudiantes brindando un ambiente solemne para el inicio de la actividad.  Felicitaciones entonan todos al saludo de cumpleaños para nuestros maestros directivos quienes encabezan la actividad y permitieron el desarrollo del día de la matemática recreativa.

Se da el timbre inicial y al pasar por cada una de las estaciones propuestas para este día matemático se evidenció el gran trabajo de los estudiantes y maestros acompañantes.  Los niños de quinto grado realizan sus exposiciones como príncipes y princesas, los más pequeños llegaron cargados de billetes para acudir a un Supermercado, mientras otra estación de niños trabajan diseñando figuras con el arte del origami y kirigami.

Siguiendo el recorrido me encontré con las torres de Hanoi, confieso en la universidad realice un ejercicio de programación con ellas, pero solo hasta ese día entendí la esencia del trabajo y lúdicamente aprendí sobre ellas, nunca es tarde para aprender.

Luego Juan Camilo y su grupo de matemática musical, uno que otro atrevido tocando la guitarra, aprendiendo al ritmo de la música, otra forma de aprender, todos allí tarareamos una canción.  Se exigían más guitarras pero aun así, todos estaban dispuestos a participar. Sigo haciendo el recorrido y encontramos a los granjeros matemáticos,  allí solucionamos problemas que se presentan comúnmente en la cotidianidad.  Igualmente los recursivos juegos de figuras con fósforos y palitos de helado.  Más de uno se rascaba la cabeza y luego rompían en risotadas, cuando, cuando la respuesta era tan lógica. Quedamos motivados para asumir retos con estos ejercicios.

Los niños de séptimo enseñaban las medidas, me dió gusto ver el manejo de la exposición y la apropiación con que asumieron la responsabilidad de enseñarnos la visión de un joven pato Donald en el país de las matemáticas.  Sigo caminando y encuentro luego a una calculadora que habla y un cubo de colores con gran destreza expuesto por los estudiantes de grado once. 

También me motive para hacer un fuerte llamado de atención a la clínica, pues allí me tienen a dieta por sobrepeso y los chicos de grado once me indican que me IMC es normal, eso sí un par de tornillos volaron de la pesa.  Luego Kevin me habló sobre los triglicéridos, en ese tema le doy sopa y seco.  Más Wendy quiso inyectarme mientras que Felipe manejaba los tiempos de la exposición.

Ya bajando, me encuentro con una posición cómoda de los estudiantes trabajando su habilidad para solucionar problemas con el Kirigami y el Tangram, los chicos acostados armando sus figuras, pensando en soluciones.  Simplemente,  aprendiendo  jugando.

Terminé el recorrido y pensé en como estas actividades van colaborando para eliminar ese “Coco” que representa la matemática.  Ya el Discovery lo intentó con los Matemonstruos, más no conforme decidí acudir a algunos de los participantes de esta jornada.  Las opiniones convergen en que este día fue de valioso aprendizaje, en que hubo diversión, alegría y disciplina.  Más definitivamente todos afirman de acuerdo a la experiencia que la matemática no es un problema.