martes, 8 de abril de 2025

DIA DEL GENERO 2025: UN DÍA PARA RESPETARNOS TODOS

 



El Día del Género es una fecha especial para recordar que todas las personas, sin importar si son niños o niñas, o cómo se sientan por dentro, merecen el mismo respeto y cariño. A veces, la gente piensa que hay cosas solo para niños y otras solo para niñas, pero la verdad es que todos debemos tener la libertad de elegir lo que nos gusta y lo que nos hace felices.

En el mundo hay muchas formas de ser, y eso es lo que nos hace especiales. Algunas personas se sienten cómodas siendo llamadas "niño" o "niña", y otras pueden sentirse de una manera diferente. Lo más importante es que todos seamos tratados con amor y respeto, sin burlas ni injusticias.

Este día nos ayuda a recordar que no hay juguetes "solo para niños" o "solo para niñas", ni colores que pertenezcan a un solo grupo. Todos tenemos derecho a jugar, soñar y aprender sin que nadie nos diga que algo no es para nosotros. También es un buen momento para hablar sobre cómo podemos ayudar a que todos se sientan aceptados y felices, sin importar cómo se vean o cómo se sientan.

El respeto es muy importante, y empieza con cosas pequeñas: escuchar a los demás, no hacer burlas y tratar a todos con amabilidad. Si aprendemos a aceptar a las personas tal como son, construiremos un mundo más bonito, donde nadie se sienta triste o rechazado por ser quien es.

Así que, en este Día del Género, recordemos juntos que lo más valioso es ser amables, respetarnos y dejar que cada persona sea feliz siendo quien realmente es.

domingo, 23 de marzo de 2025

EL ÚLTIMO GRITO...

 

El sol ardía sobre las ruinas de lo que alguna vez fue una ciudad vibrante. El viento arrastraba polvo y cenizas, y el aire tenía un sabor amargo, seco, como si la tierra misma estuviera muriendo. No quedaban ríos, ni lagos, ni siquiera charcos de lluvia. El agua había desaparecido, consumida por la avaricia y la indiferencia de generaciones pasadas.

Aarón caminaba entre los escombros con su cantimplora vacía colgando del cinturón. No recordaba la última vez que había bebido algo que no fuera una mezcla turbia de barro y lágrimas. Desde niño había escuchado las historias de los ancianos sobre un tiempo en el que el agua fluía libremente, cuando los océanos eran vastos y los ríos cantaban entre las montañas. Pero él solo conocía la sed.

—Dicen que en las profundidades del bosque prohibido aún queda un manantial —susurró su hermana, Lucía, con los labios agrietados.

Sin dudarlo, emprendieron el viaje. Atravesaron tierras agrietadas, ciudades fantasma y campos que antes habían sido fértiles. Cada paso era una lucha contra el cansancio, pero la esperanza los impulsaba.

Al llegar al bosque, descubrieron lo que parecía un milagro: un arroyo delgado como un hilo de plata corría entre las piedras. Aarón se arrodilló y sumergió las manos temblorosas en el agua cristalina. En ese instante, una voz profunda resonó en el aire.

—Este es el último susurro de la tierra —dijo un anciano que emergió de las sombras—. ¿Ahora entienden?

Aarón y Lucía asintieron con pesar. Entendían que el agua no era infinita, que la habían desperdiciado, contaminado y olvidado. Si la humanidad hubiera protegido este tesoro desde el principio, el mundo no sería un desierto.

Reflexión

El agua es el bien más preciado que tenemos, pero a menudo la damos por sentada. Este cuento apocalíptico no es solo una historia, sino una advertencia de lo que podría ocurrir si seguimos derrochándola y contaminándola sin control. En muchas partes del mundo, la crisis del agua ya es una realidad: ríos secos, sequías devastadoras y comunidades enteras luchando por un derecho fundamental.

Cuidar el agua no significa hacer grandes sacrificios, sino adoptar hábitos conscientes: cerrar el grifo mientras nos cepillamos los dientes, reparar fugas, reutilizar el agua siempre que sea posible y evitar la contaminación de fuentes naturales.

Si no actuamos ahora, el futuro de Aarón y Lucía podría convertirse en nuestro futuro. La naturaleza nos da todo lo que necesitamos, pero no es inagotable. Depende de nosotros decidir si queremos preservar la vida o convertir la tierra en un desierto.

Porque el agua no es solo un recurso: es la esencia misma de la existencia. Y sin ella, no hay futuro.

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